Aprender junto a los compañeros de clase es una manera genial de cultivar tanto el aprendizaje, como la relación entre otras personas. ¡Pero existen muchas maneras para colaborar juntos! Por ejemplo, para trabajar en grupo, encontramos el aprendizaje colaborativo y cooperativo, que parecen similares pero tienen dinámicas muy distintas.
Por un lado, en el aprendizaje cooperativo las habilidades de los alumnos se complementan y se organizan para conseguir un objetivo en concreto. En cambio, por el otro lado, en el aprendizaje colaborativo no es necesario que los alumnos estén seleccionados según sus habilidades.
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En este artículo vamos a hablar en profundidad sobre el aprendizaje colaborativo y qué actividades puedes poner en práctica para que tus alumnos lo pongan en práctica. ¡Vamos a verlo!
Qué es el aprendizaje colaborativo
El aprendizaje colaborativo es una manera de aprender en equipo, en el que los alumnos se dividan en pequeños grupos, con conocimientos y habilidades similares, para poder llevar a cabo una tarea asignada.
En este tipo de aprendizaje, el docente suele tener un papel de guía y observador, y solo interviene si lo ve necesario. También es conocido como “trabajo en grupo”, y es habitual que los participantes se repartan las tareas de manera equitativa.
Principales características del aprendizaje colaborativo
Quizás te estás preguntando qué aporta el aprendizaje colaborativo a los alumnos y qué características son comunes ver en este tipo de trabajo. Vamos a verlas una a una.
En primer lugar, encontramos que los estudiantes tienen una mayor responsabilidad individual de las tareas que les han sido asignadas, así como grupal. Cada alumno tendrá que tomar la iniciativa y buscar la solución de la parte propuesta con el fin de conseguir unos objetivos generales.
En segundo lugar, se entrena la inteligencia emocional, en concreto la interpersonal, ya que los alumnos tendrán que aprender a tomar decisiones, coordinarse con el equipo y organizar las entregas.
Y, por último, es frecuente que el grupo muestre una interdependencia positiva, puesto que todos dependerán de cada uno de sus compañeros. Por lo tanto, verán cómo el esfuerzo de cada miembro va a beneficiar a todo el grupo. Hay una mayor toma de conciencia de la importancia del grupo, por parte de los miembros. En otras palabras, ¡el éxito es compartido!
Ejemplos para lograr el aprendizaje colaborativo
Ahora que ya sabes qué es el aprendizaje colaborativo y cuáles son sus características, ¡es el momento de pasar a la acción!
En el aula, hay multitud de ocasiones para ponerlo en práctica: desde un ejercicio corto en clase, hasta un trabajo que dure varias semanas. Lo importante es que se genere una atmósfera de interdependencia positiva: ¡o todos o nada! Si estás buscando ideas para saber qué tipo de actividades puedes proponer para trabajar el aprendizaje colaborativo, sigue leyendo.
Un ejemplo perfecto para lograr el aprendizaje colaborativo en clase son los debates en grupo. En este tipo de actividad, deberás formar varios grupos de alumnos (de 4 a 5 personas) y pedir que se preparen un debate con una posición en concreto. Los alumnos deberán buscar información, elegir los mejores argumentos y preparar sus intervenciones para tener éxito. Cuando estén preparados, ¡toca ponerlo en práctica!
Otro tipo de actividad es hacer un trabajo basado en un proyecto durante varias semanas. Para esta actividad, los alumnos tendrán que organizar con tiempo las entregas de las distintas partes. De este modo, no solo van a trabajar la materia, sino sus relaciones y su habilidad de negociación. Estarán mejor preparados para el mundo laboral del futuro. Este tipo de aprendizaje también se conoce como ABP, Aprendizaje Basado en Proyectos, y es una manera genial de explorar temas de actualidad en grupo.
Y, como último ejemplo, puedes proponer una actividad rápida de preparar, en el que los estudiantes tendrán que organizarse con poco tiempo. Por ejemplo, puedes plantear un juego didáctico donde tengan que encontrar la solución con un límite de tiempo. Como puedes ver, hay muchas maneras de poner en práctica el aprendizaje colaborativo. ¡Solo es cuestión de encontrar la excusa perfecta!
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