Todos los programas tienen como eje transversal metodológico el aprendizaje basado en el juego, ya que jugar es la manera natural que tienen los niños de aprender. Mediante el juego, los alumnos desarrollan diferentes habilidades y destrezas de manera segura y feliz, lo cual facilita un aprendizaje mucho más efectivo cuando el niño se siente cómodo emocionalmente. En definitiva, todo aquel aprendizaje que genere emociones positivas se adquirirá de manera mucho más significativa. 

El aprendizaje manipulativo involucra el uso de objetos tangibles, materiales concretos y actividades prácticas para facilitar el proceso de aprendizaje de los alumnos. En lugar de depender únicamente de la información verbal o visual, permite a los niños interactuar directamente con los materiales y experimentar conceptos de manera física y práctica. Trabajar con materiales concretos aporta múltiples beneficios ya que permite a los alumnos interactuar de manera directa y práctica con los conceptos, lo que mejora su comprensión, retención y aplicación de los conocimientos. Consigue involucrar a los niños de manera activa y práctica, facilita la comprensión profunda, estimula el pensamiento crítico, conecta conceptos con la vida real, atiende a diversos estilos de aprendizaje, mejora la retención de información, y garantiza la inclusión y adaptación a las necesidades individuales de los niños.

Involucrar a los alumnos en proyectos prácticos y significativos que abordan problemas del mundo real fomenta la comprensión profunda, el pensamiento crítico, la colaboración y el aprendizaje autodirigido. Los alumnos desarrollan habilidades transferibles, como resolución de problemas, comunicación y trabajo en equipo, mientras aplican conocimientos en contextos reales. El ABP motiva a los estudiantes a hacer que el aprendizaje sea relevante y motivador, preparándolos para enfrentar desafíos del mundo real y desarrollar habilidades esenciales para el éxito personal y profesional.

El Aprendizaje Basado en Problemas implica que los niños se involucren en la resolución de problemas auténticos y desafiantes, donde exploran información relevante para encontrar soluciones, fomentando así habilidades como el análisis crítico, la colaboración y la aplicación práctica del conocimiento. A través de la investigación y toma de decisiones, los alumnos desarrollan competencias valiosas mientras enfrentan situaciones reales, lo que conduce a un aprendizaje profundo y duradero, y los equipa para abordar desafíos complejos en su vida personal y futura.

El trabajo cooperativo es otro de los ejes transversales de nuestros programas. A través del cooperativo potenciamos las responsabilidades individuales frente el grupo, la interacción entre iguales, las habilidades interpersonales, la coevaluación y autoevaluación. El alumno como protagonista de su propio aprendizaje, y el maestro asumiendo un cambio de rol, el de guía. El docente no es el que transmite los conocimientos sino que planteará situaciones donde el alumno descubra por sí mismo y experimente en primera persona.

Otro aspecto destacable de nuestra propuesta es el hecho de ofrecer diferentes oportunidades de aprendizaje también en relación con los espacios. El aprendizaje  no se encuentra aislado en un aula, sino que forman parte de nuestro entorno, de nuestras realidades más cercanas y podemos observarlo y practicar en situaciones reales. Por este motivo, proponemos aprovechar todos los espacios de nuestro centro y de nuestro entorno cercano siempre y cuando que sea posible, para experimentar las matemáticas en primera persona.

Consideramos importante fomentar la cultura de pensamiento, cuyo objetivo es enseñar a pensar para ser capaces de resolver problemas y tomar decisiones con mayor facilidad. Sin embargo, poseer la habilidad de pensar no implica necesariamente utilizarla. Por ello es importante desarrollarla y profundizarla en un medio adecuado, y estamos convencidos de que este medio es el aula. Para ello llevamos a cabo estrategias de pensamiento y rutinas de pensamiento.

• Las estrategias de pensamiento son modelos de tareas que promueven la metacognición o la reflexión sobre lo aprendido y que permiten evaluar el propio pensamiento. Son herramientas necesarias para optimizar el proceso de aprendizaje. Ejercitan habilidades de análisis, comprensión, clasificación, comparación y contrastación, resolución de problemas y toma de decisiones. Estas habilidades y destrezas de pensamiento pueden transferirse a otros ámbitos fuera del aula. Algunos de sus objetivos son reflexionar acerca de lo aprendido, asentar los conocimientos y tomar conciencia de la propia toma de decisiones frente a la resolución de problemas matemáticos. Puesto que es una actividad que requiere de la dirección del profesor, es importante que al principio sea guiada y se trabaje en clase.
• Las rutinas de pensamiento son pautas cognitivas basadas en preguntas o afirmaciones que fomentan el pensamiento. Permiten evidenciar de manera clara y autónoma aquello que el alumno sabe, sus carencias, sus herramientas y cómo las utiliza. Además, son muy útiles para estructurar las ideas y los conocimientos, ayudan a tomar decisiones sobre la propia estructura mental y a comprender el proceso que se ha seguido para llegar a determinadas ideas. Las rutinas con las que trabajamos tienen unos objetivos muy claros y por eso se trabajan con los contenidos en momentos clave. Es importante que sean guiadas y que se trabajen en clase; se puede utilizar la misma metodología y seguir las mismas fases que en las estrategias de pensamiento.

En tekman planteamos una evaluación con la finalidad de ayudar a los alumnos a mejorar durante su proceso de aprendizaje. La evaluación tradicional, centrada únicamente en resultados y conocimientos, no proporciona una visión completa del progreso del estudiante ni contribuye a mejorar el proceso de aprendizaje.

• La evaluación por competencias es fundamental en nuestros programas educativos. Trabajar con competencias permite que los alumnos apliquen lo aprendido en situaciones reales. Es importante que adaptemos la evaluación para que sea coherente con este enfoque, considerándola como una parte activa del proceso educativo y como una herramienta para que los alumnos mejoren continuamente. Una evaluación competencial nos permite valorar no solo los conocimientos adquiridos, sino también las habilidades, aptitudes y valores del estudiante. Es una evaluación continua y transparente, donde podemos utilizar instrumentos como la autoevaluación y la evaluación cooperativa, involucrando a los alumnos en la reflexión sobre su propio progreso y en la valoración del trabajo en equipo.
• Es esencial que, como docentes, promovamos una cultura de la evaluación y la reflexión en el aula. A través de la evaluación formativa y formadora, ayudamos a los alumnos a desarrollar habilidades como el aprender a aprender y el sentido de iniciativa y emprendimiento, preparándolos para enfrentar desafíos significativos en su vida, ya que nos brinda una valiosa información para guiar a nuestros alumnos en este camino de desarrollo académico y personal.