Antes de comenzar, déjanos hacerte una pregunta: ¿Conoces a la generación que estamos educando? Muchos la han apodado «la generación del cambio». Los conocemos, también, como «nativos digitales». Es la generación del aquí y ahora, acostumbrada a disponer al momento de la información que necesitan. Viven en un entorno digital: se relacionan y juegan a través de internet y, por supuesto, les resulta mucho más fácil aprender por medio de plataformas online.

La generación del cambio

Como docentes del siglo XXI, hay algo que debemos tener presente: los alumnos de hoy realizarán trabajos que todavía no existen. Se estima que, en 2020, ocho de cada diez jóvenes de entre 20 y 30 años encontrarán un empleo relacionado con el ámbito digital.

Por eso, nuestro papel en el proceso de enseñanza-aprendizaje es tan importante. Debemos situar al alumno en el centro, como protagonista de este proceso, y actuar como guías, ayudándolo a potenciar aquellas habilidades que tiene más desarrolladas y reforzando las que le cuestan más. Porque sólo de esta manera estamos ayudando a nuestros alumnos a ser autónomos y resolutivos. Las personas con una clara capacidad de resolver problemas en cualquier situación son capaces de desenvolverse con éxito en un mundo cambiante, frenético y complejo. Se valora no solo la formación, sino las capacidades y las habilidades sociales para desarrollarse de manera eficaz con el entorno. 

Educando para el futuro

Por eso, fomentamos su talento trabajando, diariamente, las cuatro competencias del futuro: creatividad, pensamiento crítico, colaboración y comunicación. Porque el desarrollo de estas habilidades les va a permitir ser profesionales completos y enfrentarse con éxito a cualquier situación o problema que les surja. Como docentes del siglo XXI sabemos que la generación del cambio necesita una educación que se adapte a sus necesidades. Hablamos de la escuela del siglo xxi, donde el futuro ya es el presente.